domingo, 6 de octubre de 2024

Las pseudociencias sociales

 


Publicado en el Diario Portafolio

Muchos pensábamos que la ciencia había ganado la partida. Luego de la oscura Edad Media, la humanidad inició un proceso de ilustración maravilloso en el que decidió reemplazar la fe y los dogmas por el conocimiento científico. La idea de todo esto, era construir el conocimiento humano a través de la duda sistemática, la verificación colectiva y esquemática de todo lo que concebimos. Semejante dinámica nos permitió como humanidad aumentar la esperanza de vida hasta niveles jamás soñados, reducir la pobreza hasta dimensiones  nunca antes vistas en la historia, hacer prevalecer la libertad y los derechos de las personas hasta magnitudes sin antecedentes. En resumidas cuentas, gracias a la ciencia en la actualidad tenemos estándares de bienestar que nadie en la Edad Media habría imaginado. 

A pesar de las cifras que sustentan semejante éxito humano, de nuevo el oscurantismo intenta resucitar, por intermedio de la pseudociencia, las ideologías y la posverdad. Lo cierto es que las ciencias sociales están jugando un papel muy importante en este preocupante proceso. 

El enfoque científico entiende al mundo de manera abierta, dejando a un lado los sesgos ideológicos, se interesa por validar las ideas en el marco de evidencia, sabe que cualquier teoría puede ser temporal y que una vez es sometida al escrutinio de la demostración puede ser descartada en toda su extensión para ser reemplazada por otra con un fundamento teórico y empírico más sólido. La pseudociencia por otro lado es dogmática, ignora la evidencia creando pequeños mundos aparte desconectados de lo que se ve en la práctica, es ideológica, no está dispuesta a replantear paradigmas y en muchos casos sus premisas van en contravía de lo que muestran los datos. 

De manera poco científica, desde la tribuna social se han propuesto un conjunto de teorías que intentan re explicar el mundo, trasladando todos estos planteamientos a la humanidad, no a través del proceso científico al que estamos acostumbrados, sino mediante la ideología y la imposición política. Desde el punto de vista de quienes proponen todas estas aproximaciones: el género, la economía, la política, la ciencia misma, todo es una construcción maquiavélica negativa para la humanidad que tiene que ser corregida. Ahora resulta que todo lo que en conjunto como especie hemos construido, está mal y debe ser cambiado. Lo primero que hay que decir, es que cada uno de estos planteamientos propuestos por estas vertientes sociales es, sin duda, profundamente pseudocientífico, ninguno recurre a datos reales que permitan justificar semejantes apuestas, incluso, todos ellos, se configuran como planteamientos agresivos con otros puntos de vista, como propuestas que buscan su imposición sobre la sociedad. 

En lo personal creo que no son más que ideas arrogantes producto de teóricos de escritorio que creen que descubrieron el agua tibia, en un lago de conocimiento dentro del cual solo han podido acceder a un pequeño charco que se siente más cálido que el resto. Lo que impresiona profundamente es cómo intentan separar su supuesta verdad de otras vertientes del conocimiento, calificando todo lo opuesto o complementario como una “narrativa” neoliberal, producto del patriarcado, machista por mencionar algunas, con semejante argumento procuran descartar de tajo todos los planteamientos que no se alineen con sus ideas, sin abrirse realmente a  ninguna discusión o argumentación científica, sin validación basada en evidencia, simplemente con el precepto de que todo lo que han pensado otros está errado. Vaya ignorancia arrogante! Primero el conocimiento no puede separarse, aislarse en silos diferenciados, es una construcción colectiva sistémica que se alimenta de múltiples vertientes, entonces intentar asumir que las ciencias sociales con su escaso desarrollo científico tienen la respuesta por encima de otras disciplinas, es traído de los cabellos. Lo segundo es que el conocimiento evoluciona por lo que recurrir a ideas que se publicaron hace siglos para re explicar el mundo, es profundamente atrasado e ignorante de todo lo que ha aparecido después. Lo tercero es que convertir todos estos planteamientos en ideologías que pretenden imponerse por mecanismos políticos, es completamente anacrónico y comparable al esfuerzo de la religión por obligar la apropiación de sus concepciones en el Medioevo. Para mejorar el mundo actual basta con seguir construyendo sobre lo construido, nutrir las soluciones con una mezcla interdisciplinaria de puntos de vista, abrirse a todas las perspectivas y estar dispuesto a replantear ideas cuando se demuestra con base en evidencia que otras propuestas, son mejores vengan de dónde vengan, las proponga un medico, un gerente, un deportista, un empresario, no importa quién las plantee y qué prejuicios tengamos con respecto a su condición, lo relevante es su capacidad para construir y el fundamento científico que las soporta. 

No tiene sentido imponerle a las mayorías ideas que las minorías desinformadas convierten en consigna ideológica, cuál es la racionalidad de modificar las leyes para que cambiemos la forma natural en la que hablamos, basta de todos, todes, elles, basta de cuestionar los géneros y la forma en que nos relacionamos entre hombres y mujeres, paremos de objetar las prácticas económicas actuales con ideas que van en contra de la evidencia y los datos, no más iniciativas políticas sustentadas en fórmulas que se han implementado en diferentes sociedades sin generar una sola evidencia que muestre que han logrado alguna clase de éxito, lo cierto es que si la humanidad llega a un consenso científico en estas materias modificará lo que sea necesario, como lo ha hecho invariablemente en su historia, de lo contrario, no debe hacer cambios y menos por coacción de todo este movimiento que no es más que la imposición de una fe falsa propuesta por profetas que difunden su credo en redes sociales y se alían con políticos para configurar huestes de seguidores que votan por ellos, que cierran los ojos en el marco de su fe profunda y esperan milagros, resultados inesperados aplicando medidas que nunca han mostrado funcionar y que con seguridad nunca lo harán o planteando iniciativas que desconocen todo lo que millones de humanos han construido antes, parten de apuestas irreales utópicas y totalmente inciertas. Volvamos a la ciencia y a la adultez intelectual abramos nuestra mente a lo que muestra funcionar pero descartemos lo que revela no dar ningún resultado. 

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