Cada semestre tengo la oportunidad de interactuar con un grupo diferente de
estudiantes inscritos en el programa de postgrado sobre Evaluación y Desarrollo de Proyectos de la Universidad del Rosario. En
general me siento complacido por conocer estos grupos de personas maravillosas,
inquietas por aprender habilidades que potencian las capacidades que ha adquirido
durante años de experiencia relacionada y específica en sus trabajos. Sin
embargo, para ser honesto, la percepción inicial que tengo de ellos no es la
más positiva. En general no parecen sentirse muy satisfechos por estar en mi asignatura,
en parte porque desconocen por completo la naturaleza del tema que discutiremos
durante nuestra fugaz relación y en parte porque llegan a mi clase obligados
por los prerrequisitos de su pensum. Adicionalmente entre la comunidad
académica parece haberse extendido el mito de que quien escribe es un profesor digamos…incomodo
por su carácter exigente e inflexible. Lo
interesante de este vínculo que parece comprometido al principio, es que a
medida que de desarrolla se fortalece hasta el punto que termina siendo
apreciado. Aquellos estudiantes que en la primera clase expresaban un nivel
importante de desconfianza hacia nuestra materia, terminan queriéndola
profundamente y convirtiéndola en una
prioridad dentro de los procesos de evaluación que adelantan para diferentes
instituciones y empresas…Con respecto a la percepción que tienen del
profesor…bueno… ¡prefiero no hacer conjeturas!.
Este patrón de conducta se repite indefectiblemente semestre a semestre como
un síntoma de lo desconocida y poco utilizada en el desarrollo cotidiano, que
es una herramienta con amplias potencialidades como la Evaluación Económica y Social de las Intervenciones Públicas y
Privadas (EE&S).
Ahora bien, ¿cuáles son las causas de la escaza popularidad de la
EE&S?. En la actualidad, durante el proceso de evaluar ex ante los proyectos públicos y privados confiamos de manera ciega
en la evaluación financiera debido a que los percibimos como estructuras
aisladas del marco social. En general se piensa que lo relevante a la hora de
definir si un proyecto es viable o no es la inversión requerida, el flujo de
caja y en general todos los indicadores que determinaban tasas de recuperación,
equilibrios etc. Sin embargo los últimos avances en la teoría de proyectos
determinan que la cadena de valor de las intervenciones públicas y privadas no
finaliza en la entrega sus bienes y servicios[1], establecen
que toda intervención tiene un impacto social. En esencia cualquier proyecto
tiene incidencia directa o indirecta sobre el bienestar de la población a
través de la variación en el consumo de bienes y servicios privados o
meritorios. Estos cambios en el bienestar
social no son capturados por la evaluación financiera, por lo que algunos
afirman que esta herramienta prioriza el interés del inversor por sobre el
interés social. Por otro lado hay muchos beneficios y costos de las
intervenciones que no pueden ser capturadas debido a que se desconoce como cuantificarlos.
Por ejemplo un sistema de transporte masivo puede generar beneficios
relacionados con el mejoramiento de la productividad de una ciudad, aumento en
el precio del suelo de los predios aledaños o mejoras en la calidad del aire[2]. La EE&S define protocolos que permiten
cuantificar estas variables e incluirlas en los flujos de evaluación de los
proyectos[3].
En este sentido intervenciones que serían viables desde el punto de vista
financiero podrían no serlo desde el punto de vista económico y social y proyectos que no resultarían viables desde el
punto de vista financiero podrían serlo desde una perspectiva económica y
social. Esta condición convierte a la evaluación financiera y la EE&S en
dos herramientas perfectamente complementarias que deberían ser consideradas en
cualquier ejercicio serio de viabilizarían de intervenciones tanto públicas
como privadas.
En la actualidad se están haciendo esfuerzos serios en América Latina por
garantizar la utilización extensiva de la EE&S en el sector público. Países
como Colombia y Costa Rica[4]
trabajan en el cálculo de razones precios cuenta[5].
En ambos casos la inversión pública es administrada a través del mecanismo de
banco de proyectos y se desea convertir la EE&S en una herramienta estándar
dentro del proceso de evaluación ex ante.
Si estas iniciativas prosperan seguramente tendremos mejoras sustanciales en
los procesos de focalización de las inversiones públicas…y quién sabe…a lo
mejor en el largo plazo ¡mejoren mis relaciones con los nuevos estudiantes!
[1] Para conocer una presentación extensiva sobre la teoría
del cambio de las intervenciones públicas remítase a Morra, L; Rist, R. (2009).
The road to results: Designing
and Conducting Effective development Evaluations. USA, Washington: World Bank
[2] Para conocer un
caso aplicado de evaluación económica y social remítase a Echeverry, J.C.,
Ibáñez, A.M. Moya (2005) “The Economics of TransMilenio, A Mass Transport
System for Bogotá.” Economía, Spring 2005. Washington, DC, The Brookings
Institution.
[3] Para consultar información adicional sobre la
EE&S remítase a Castro, R; Mokate, Karen (2003). Evaluación económica y social de
proyectos de inversión. Bogotá: Alfaomega, editores.
[4] En el caso de Colombia, de acuerdo con datos
suministrados por el Departamento Nacional de Planeación, el cálculo se
suscribe a una actualización de las tablas de razones precios cuenta vigentes.
En el caso de Costa Rica, según MIDEPLAN, se trata del primer ejercicio de
estimación de las razones precio cuenta.
[5] Para conocer un poco más acerca de las metodologías de
EE&S remítase a Fontaine, R Ernesto. Evaluación social de proyectos. 12ª edición, Alfaomega
2002.