Publicado en el Diario Portafolio http://www.portafolio.co/economia/transporte-bogota-analisis
La sociedad actual, requiere que las personas se
movilicen a diario, en el marco de procesos de transporte vertiginosos, que
tienen lugar al comienzo de cada día, con origen en sus viviendas y
finalización en sus trabajos; y que
luego, al terminar la jornada, tienen una dinámica inversa que inicia en sus
oficinas y culmina en sus hogares. Esta situación hace del transporte, un
determinante por excelencia de la felicidad
de los habitantes de una ciudad o como lo llaman los economistas, de su
“bienestar”. En esencia, si los tiempos que debe destinar una persona, a estos
ciclos de movilización diaria son menores, su felicidad se incrementa por
cuenta de varios aspectos cotidianos que la mayoría de nosotros conocemos.
Podemos dormir media hora más, debido a que madrugamos menos; tenemos la
posibilidad de llegar más temprano a nuestras casas y compartir espacios de
ocio valiosos con nuestras familias, incluso podemos trabajar más con el
objetivo de aumentar nuestros ingresos; en fin…quedamos facultados para hacer
todo lo que queramos con el tiempo liberado, el mismo que usualmente debemos
invertir en los procesos de desplazamiento diario ineficientes. Además nuestros
costos se reducen, en términos generales gastamos menos combustible per cápita y reducimos las condiciones
de estrés asociadas a tener que invertir más tiempo del que queremos en esta
actividad diaria.
Ahora bien, el tiempo de desplazamiento no es el único
elemento importante en el marco de una actividad tan representativa en nuestras
vidas. Somos más felices en la medida en que dichos desplazamientos sean más
agradables y cómodos, es decir, más
amables.
En esencia hay dos formas principales en las que las
personas se movilizan, la primera tiene un carácter netamente individual y sus
patrones de desplazamiento, dependen fundamentalmente de los medios y rutas que
quiera y pueda proporcionarse por sus propios medios cada individuo. La
segunda, tiene un carácter colectivo y sus esquemas de funcionamiento, dependen
de una oferta disponible proporcionada por un tercero a varios individuos que
tienen patrones de movilización similares. En Colombia, la mayoría de las
personas se transportan bien sea en carro, moto, taxi etc. (primera
alternativa) o en bus tradicional, Transmilenio, buses azules etc. (segunda
alternativa).
Desde hace años, los gobiernos de diferentes ciudades
han propuesto el desarrollo de estímulos, que persiguen la migración gradual de
los usuarios del transporte individual al transporte colectivo. En general, se
han concentrado en elevar el costo
generalizado de movilizarse de manera individual. En este sentido, han
venido elevando los costos asociados a tener y operar un vehículo privado,
elevando los costos de los combustibles, los costos de parqueo, implementando cobros
por congestión, restringiendo su utilización con mecanismos como el pico y
placa etc. La razón de hacer todo esto, es que desde la perspectiva de un
usuario promedio, es mucho más cómodo viajar
en transporte individual que en transporte colectivo. Es decir es mucho menos
costoso utilizar un medio de transporte como un automóvil o una motocicleta,
que cualquiera de los buses con los que hoy día contamos en ciudades como
Bogotá. En términos generales somos más felices
movilizándonos por nuestros propios medios, porque aunque nos demoramos más, no
nos sometemos a elementos que la economía clásica denomina costos de transacción; es decir, todos estos aspectos que nos hacen
pensar dos veces antes de decidir dejar nuestro vehículo en la casa y
transportarnos en los sistemas colectivos actuales: grandes caminatas para
tomar el bus, incomodidades y agresiones generadas por la interacción de un
gran número de pasajeros que compiten por un recurso común escaso, tiempos de
espera largos, inseguridad etc.
Ahora, si nos hace menos felices movilizarnos en transporte colectivo, debido a todos los costos de transacción asociados; lo
lógico, sería reducir de manera drástica todos los elementos traumáticos asociados
a esta experiencia. Con esto,
mejoraríamos la felicidad de los que obligatoriamente deben usar este medio e incentivaríamos
la migración por parte de los que hoy día se movilizan en transporte individual
y ven el transporte público como una alternativa non grata.
A pesar de lo obvia que pueda parecer una afirmación
de estas características, lo cierto es que la política de transporte en
ciudades como Bogotá, parece pretender hacer menos felices a los bogotanos. Cada vez es más difícil y traumático
movilizarse en transporte colectivo, debido a que se trata de un mercado con excesos claros de demanda, generados por
un sistema sub dimensionado y un alto grado de precariedad en infraestructura
disponible. En términos generales día a día es más costoso trasladarse en
transporte colectivo y más atractivo utilizar el transporte privado como
primera opción, a pesar de lo caro que pueda resultar.
Para contrarrestar este fenómeno, el gobierno continúa
elevando el costo del transporte privado, lo que en ultimas, en una realidad
como esta; termina echando por la borda la felicidad
de todos los bogotanos. De continuar por este camino, vamos a terminar en un escenario en el que los
costos generalizados de movilizarse, van a ser demasiado altos sea
cual sea el mecanismo que escojamos para transportarnos.
Algunos creemos firmemente en la necesidad de inducir
un cambio real en el paradigma de las políticas públicas. Sociedades complejas
como las actuales, requieren de gobiernos obsesionados con mejorar la felicidad de sus ciudadanos, comprometidos con reducir
al máximo los costos de transacción asociados a cualquier actividad cotidiana.
Desde esta perspectiva, ciudades como Bogotá deberían contar en la actualidad
con varias líneas de metro, de cable, de buses troncales, alimentadores,
complementarios, taxis, ciclo rutas…en fin, todo lo necesario para garantizar
que las personas decidan migrar al transporte colectivo, no porque el privado
terminó siendo demasiado costoso, sino porque gracias a este desarrollo, la
experiencia en el transporte colectivo es maravillosa.