La capacidad gerencial es un aspecto que explica las
diferencias más importantes en el resultado alcanzado por las distintas
organizaciones. No obstante, se trata de una condición escasa
en el entorno colombiano, por esa razón principalmente nuestras organizaciones tanto
de carácter privado como público, se encuentran claramente rezagadas en
relación con el resto del mundo. Al leer este enunciado, la mayoría de lectores
un tanto ágiles para concluir y posiblemente poco familiarizados con el concepto, estarán
pensando en que hay otros aspectos que definen tales diferencias, sin embargo, vale
la pena anotar de forma también rápida, que todas las dimensiones que vienen a
sus cabezas, están afectadas de forma determinante por el concepto del management.
Precisamente, uno de los factores generadores de semejante circunstancia,
es la ignorancia social en relación con los aspectos más esenciales de un arte
tan sofisticado. La mayoría de personas entienden la gerencia de forma superficial,
asociándola a aspectos tan diversos como el emprendimiento, el ejercicio del
poder o la toma de decisiones.
Tal ignorancia es sustancialmente menor en sociedades más
desarrolladas, en su caso, tanto el entorno público como privado, han venido
construyendo a lo largo de los años capacidades indudables, que han separado
drásticamente el nivel de producción privada y la eficacia de la gestión pública,
del que ostentan el resto de países. No es una coincidencia que las
organizaciones más valiosas y los gobiernos más adelantados, compartan entorno
con las mejores escuelas de negocios del mundo.
Pocos tienen en la cabeza que El management es en
realidad el arte de articular y gestionar recursos de toda índole, de forma efectiva, con
el propósito de lograr la materialización de resultados concretos. Considerando
tal definición entenderán la relevancia de generar una capacidad como ésta. Lo
que se puede ver en la práctica en relación con semejante desconocimiento es
una especie de sensación de superioridad, la mayoría de nosotros nos creemos
gerentes simplemente porque jerárquicamente, tenemos la posibilidad de ejercer
más poder que otros y peor aún, respaldados por la suficiencia que nos entrega
la ignorancia, nos consideramos a nosotros mismos buenos gerentes, logremos o
no los resultados esperados.
Aspectos fundamentales para asegurar la movilización y
articulación de recursos como la estrategia de negocio, privado o público, así
como la forma de organizarse; son irrelevantes para multitud de directivos. Capacidades
esenciales como el liderazgo, el pensamiento sistémico y estratégico, están
ausentes de su repertorio o desviados hacia versiones distorsionadas que deterioran
drásticamente su capacidad para materializar sinergias y lograr resultados.
En la mayoría de los casos están sujetos a conceptos
antiguos, atrasados o a experiencias del pasado que generaron capacidades
gerenciales limitadas y rudimentarias. Nuevamente la ignorancia mezclada con el
ego les juega una mala pasada, pues los lleva a pensar que todos los
cuestionamientos a su manera de hacer las cosas, así como las aproximaciones
gerenciales más actuales, no son más que “teorías” interesantes que no pueden
ser aplicadas. No se dan cuenta de que al ser el management un arte, carece
enteramente de tales planteamientos irreales, mientras todo lo que propone es
práctica pura extraída de organizaciones más avanzadas, mejor gerenciadas, que
han demostrado su capacidad para obtener resultados superiores a los de todas
aquellas con las que están familiarizados.
Considerando las implicaciones del problema, es urgente que
como sociedad lo afrontemos con decisión y contundencia. Lo primero, que
debemos hacer, es de forma humilde, aceptar que somos ignorantes. Lo segundo
es, prepararnos con ahínco para superar todas nuestras deficiencias y lo tercero,
es empezar a operar cambios en todos nuestros entornos, que nos conduzcan a mejorar
nuestros resultados empresariales y gubernamentales.
Un requisito esencial para asegurar semejante evolución, es el
fortalecimiento y desarrollo de las escuelas de negocios y de gerencia pública,
así como el estrechamiento paulatino de la relación academia, empresa,
gobierno. Otro determinante, es poner a la gerencia por delante de todo, considerarla
un valor social fundamental, promoverla al interior de los diferentes sectores,
independientemente de si son privados o públicos.
De avanzar en este sentido, lo más probable, es que en unos
años seamos un país desarrollado, que mire a lo lejos a otras sociedades en las
que apenas se empieza a gestar está misma discusión.