Lo
que se espera de un buen gobierno, es que configure el entorno legal, económico
y fiscal de un país para mejorar la riqueza y bienestar de todos y cada uno de
los gobernados. La redistribución, cuando no se genera riqueza que pueda
distribuirse lo único que hace es trasladar recursos de los menos pobres a los
más pobres dejando a los primeros en peor situación, y a los segundos en
dependencia, de otra parte, la historia nos ha demostrado en múltiples países
que la estabilidad y la transparencia en la gestión de la economía son los
pilares más grandes del desarrollo, lo demás no son más que habladurías e
irresponsabilidad.
En
el caso de Colombia, la esencia de un resultado como el mencionado tendrá su
base en el diseño acertado de su estrategia corporativa y competitiva. Nos urge
concentrarnos en estos dos aspectos pues durante años, nos hemos comportado como
un país planeador, al interior del cuál estamos obsesionados con los objetivos y
las metas, pero no existe ninguna claridad en relación con la ruta que nos conducirá
hacia el desarrollo.
La primera de estas estrategias, se concentra en decidir el portafolio de negocios del país, mientras la
segunda, se focaliza en la forma en la que creará la mayor rentabilidad social
posible al interior de cada una de las líneas de negocio escogidas. Una mezcla
óptima de estas decisiones explica claramente las razones por las cuales, algunos países tienen niveles de desarrollo superiores a otros.
En
lo que tiene que ver con estrategia corporativa, un análisis de contexto
externo nos sugiere de inmediato que es necesario empezar a migrar el portafolio
de negocios centrado en petróleo y carbón a producción de energías limpias, al
tiempo que se fortalecen las líneas de negocio de la agroindustria y de la
tecnología. Los cambios en el mundo en lo que tiene que ver con la evolución hacia
la movilidad eléctrica y la recomposición de la matriz energética en múltiples
países, nos dicen que las industrias del carbón y el petróleo iniciarán en los
próximos años un proceso de declive por lo que sería lógico profundizar
drásticamente, pero de forma sostenible, la explotación y exportaciones de
estos dos recursos, con el fin de generar excedentes que nos permitan invertir en
las líneas de negocio de reemplazo a la velocidad necesaria.
En
el caso de la agroindustria, lo pertinente es desarrollar está línea de negocio
para aprovechar de forma contundente los recursos y las capacidades con las que
cuenta el país que en la actualidad están desperdiciados. El propósito es que
la producción en esta materia empiece a multiplicar su participación en el PIB,
cuidando que la cantidad de bienes y servicios producidos crezca, pero aumentando
en una proporción mayor, el ingreso recibido por el país gracias a que los
productos vendidos incrementen su valor agregado.
De
otra parte, la evolución del Metaverso, el Blockhchain, la aceleración de la
transformación digital etc., dejan claro que en los próximos años la realidad
del mundo será eminentemente digital, por tanto, habrá una demanda creciente de
servicios tecnológicos. Se trata de un sector de muy escaso desarrollo en el
país que necesitará un proceso agresivo de construcción de recursos y capacidades.
En las tres líneas de negocio habrá que configurar todo un ecosistema productivo inexistente en la actualidad que garantice su rotundo éxito. Por lo tanto, será necesario crear un fondo totalmente independiente del sector público, dedicado enteramente a hacer las inversiones requeridas para lograr este resultado. El modelo podría ser similar al del Fondo Soberano Noruego con una lógica organizacional parecida a la del Banco de la República, de suerte que sus decisiones sean ajenas a los intereses políticos tradicionales. La idea es que este fondo reciba la totalidad de los recursos provenientes del incremento de la explotación de las líneas de negocio de petróleo y carbón y los invierta de forma totalmente autónoma y eficaz.
En
lo que tiene que ver con la estrategia competitiva, vale la pena aprender de lo
que ha venido pasando a lo largo de los años en el mundo empresarial, en la actualidad, las
organizaciones más valiosas del mundo son plataformas, se trata de instancias
que construyen un entorno diseñado para facilitar la interacción entre oferta y
demanda de distintas características, utilizando la tecnología como mecanismo para
dinamizar dicho relacionamiento. Así las cosas, lo que habría que hacer es
convertir al Estado colombiano en una plataforma centrada y focalizada en
facilitar las transacciones en todas sus líneas de negocio. La idea es
configurarlo como el diseñador y administrador de un entorno que estimule y
posibilite la interacción entre los diferentes integrantes de la oferta, la
demanda y el ecosistema habilitador de estos nuevos negocios. Parece una tarea
fácil, pero en realidad se trata de una reinvención completa de las ramas del
poder público colombiano, aprendiendo de las experiencias de las organizaciones
actuales más avanzadas.
En relación con la estrategia funcional, lo más importante y urgente,
es rediseñar enteramente la estrategia financiera del país, esto implica configurar
a Hacienda como una herramienta para mejorar el bienestar de cada colombiano, materializar
la estrategia corporativa y de plataforma descritas. La idea es analizar la
totalidad de la cadena productiva para mediante la estrategia tributaria
garantizar el crecimiento rápido de los sectores que se quieren desarrollar. Además, a través de la política fiscal, relocalizar todo el gasto público, invirtiendo esencialmente en el desarrollo de
los habilitadores del ecosistema que soporta los sectores de interés. Finalmente,
garantizar una alta y consecuente estabilidad económica, de suerte que los capitales
internos y externos necesarios para hacer crecer de forma sostenible los nuevos
negocios se movilicen a raudales.
Nada de lo mencionado se ejecutaría a través de la contratación masiva de consultorías, más bien, todo se haría mediante estrictos y sofisticados procesos
de gerencia al interior del propio gobierno. Por lo tanto, sería necesario
sacar al Consejo de Ministros de todos los escenarios que lo distraen para centrarlo en
gestionar eficaz y rigurosamente las organizaciones estatales y de esa forma poder alinearlas
con la estrategia y garantizar buenos resultados muy rápidamente.