Colombia, como muchos
países latinoamericanos, hace ingentes esfuerzos por solucionar sus problemas
de bienestar más fundamentales. De acuerdo con datos publicados por el Banco
Mundial, el nuestro, es uno de los países más desiguales, en el ranking mundial
sigue de cerca a Haití y a Honduras. De
hecho, en línea con el DANE, la incidencia sobre los colombianos de la pobreza
monetaria es del 24% y del 40% en las cabeceras municipales y en los centros poblados respectivamente.
Lo que muestran estas
cifras es que la gran mayoría de la población sufre las inclemencias de los
ingresos bajos, en efecto de acuerdo con el análisis realizado por la
consultora de consumo Raddar en 2015, el 15,9% de la población vive en estrato
1, el 28,9 en estrato 2, el 34,4% en estrato 3, el 11% en estrato 4 y apenas el 9,8% de todos los colombianos
vive en estrato 5 y 6. Un resultado como este es de suma importancia si se
tiene en cuenta que el estrato es una proxy de acceso a bienes y servicios
públicos y que de acuerdo con los resultados del último censo realizado en el
país, más del 70% de la población colombiana vive en zonas urbanas, por lo que
en general está estratificada.
Los diferentes gobiernos
formulan e implementan políticas públicas con el propósito de dar respuesta a
todos y cada uno de los problemas asociados a esta realidad socioeconómica, sin
embargo, lo que muestran las estadísticas es que la mayoría de ellas no logra una
mejora significativa en la situación de los colombianos menos favorecidos. En
este sentido, valdría la pena preguntarse por algunas de las razones que
fundamentan esta falta de efectividad en la intervención pública:
1. Los tomadores de decisión no conocen la realidad de los beneficiarios:
en primera instancia hay que decir que quienes formulan las políticas públicas
y deciden la manera en la que el país atenderá las necesidades de la mayoría de
colombianos, provienen de los grupos poblacionales minoritarios, es decir del
diminuto 9,8% que vive en los estratos 5 y 6. No obstante el indudable
compromiso y capacidad técnica de estas personas, el problema es que la
realidad a la que se han enfrentado
desde chicos, es diametralmente diferente a la del resto de la población. Su
entorno socio espacial es diferente, la provisión de bienes y servicios
públicos a que han tenido acceso durante toda su vida es muy distinta, al punto
de que podemos decir que han vivido en una Colombia muy diferente a la de la
población para la cual proponen soluciones. La mayoría de ellos aterrizan en
cargos públicos de decisión luego de pasar por las mejores universidades del
país y del exterior, saltándose una serie de etapas operativas que les
permitirían conocer la verdadera magnitud de las problemáticas. Así las cosas,
podemos decir que en Colombia hay una marcada falta de sintonía entre quienes
hacen las políticas públicas y quienes serán beneficiarios de ellas.
2. Escaso aprendizaje institucional: el premio Nobel de economía
Joseph E. Stiglitz y el profesor de la escuela de negocios de la universidad de
Columbia Bruce C. Greenwald, se han encargado de explicarnos de una y otra
manera la importancia del aprendizaje en la economía y por supuesto, al
interior de las organizaciones. En su libro “La creación de una sociedad del
aprendizaje”, dimensionan la importancia del Know How en la capacidad de las organizaciones
para diferenciarse y lograr avances sustanciales en productividad y efectividad.
Si trasladamos esta conclusión al entorno en el que se formulan las políticas
públicas, podemos afirmar que el aprendizaje al interior de las entidades no es
el necesario para garantizar la pertinencia de las intervenciones. En general,
el modelo de elección popular de mandatarios unido al esquema de libre nombramiento
y remoción al que se ajustan la mayoría de los cargos que toman decisiones al
interior de lo público, hacen que usualmente la formulación de políticas
públicas se haga en el marco de niveles demasiado bajos de la curva de
aprendizaje, esto debido básicamente a que en promedio cada año y medio, las
organizaciones cambian las personas que ocupan los cargos decisorios.
3. Baja
productividad de las organizaciones públicas: la experiencia en evaluación
de políticas públicas en distintos países, muestra que su efectividad depende
en buena medida del nivel de la productividad de las organizaciones públicas
que participan en su implementación. En los casos en los que la ejecución de
las intervenciones depende de una institucionalidad burocrática y pesada, la
solución de los problemas difícilmente alcanza a los beneficiarios. Por el
contrario, cuando se trata de organizaciones ágiles y altamente productivas,
los beneficiarios tienen acceso completo a los bienes y servicios públicos que
las políticas se comprometen a entregar. Desafortunadamente en Colombia, los
niveles de productividad pública son considerablemente bajos, afectando
negativamente la efectividad de cualquier intervención.
4. Sistema legal de alta complejidad: si en algo hemos sido
exitosos los colombianos, es en diseñar un sistema de leyes con un nivel de
sofisticación inusitado, hasta el punto, que dificulta dar solución pertinente
y efectiva a los problemas sociales de todos los colombianos. No por nada
Colombia es uno de los países con más abogados por cien mil habitantes del
mundo, los sistemas de contratación, tributación, solución de controversias
etc. están tan llenos de vericuetos, que muchas políticas públicas con objetivos
maravillosos terminan dilapidando sus recursos en sortear toda suerte de laberintos
legales.
Cuando los elementos
descritos se conjugan en el marco de una combinación sombríamente ideal, se
presentan casos como el de Rubiela Chivará, una madre tristemente célebre
gracias a que nuestras políticas públicas no tuvieron la capacidad de
garantizarle la vida y luego de su muerte, no le ofrecieron las condiciones para
proporcionarle un trato medianamente digno. Este caso y muchos otros parecidos, son
campanazos de alerta que deben llamar nuestra atención e instigarnos a
modificar un sistema que viene cometiendo los mismos errores desde hace
décadas.
ResponderEliminarEn Colombia las acciones públicas parece que se hicieran al revés, se plantean proyectos de políticas públicas con todo lo contrario con lo que deberían gestionarse para que sean una realidad; organizaciones bajo modalidades de operación que hace que las cosas no se den de manera efectiva y rápida, con personas que no están preparadas para desarrollar los proyectos que se requieren, tampoco les dan las herramientas para generar conocimiento y además de todo esto, el sistema legal tiene una complejidad que tampoco permite que "las cosas pasen". En definitiva se dice que hay unas políticas públicas pero no están teniendo los resultados que deberían, es lo que pasa en muchas de las organizaciones y proyectos públicos, trabajan las personas menos indicadas, no alcanzan a terminar sus proyectos y después llega otra persona a hacer algo nuevo, mediocre y sin resolver los problemas más importantes en políticas públicas para que haya un desarrollo importante en las poblaciones vulnerables, no hay proyectos a largo plazo en educación o cultura enfocados en la gente y sus necesidades, lo más importante para lograr pasos hacia la igualdad en Colombia.
Santiago Rubio.
Estoy de acuerdo cuando se plantea en la inefectividad de las políticas publicas en el país, sin embargo se debe tener en cuenta el alto numero de leyes y normativas en Colombia, que pretenden generar cambios significativos en la población pero que terminan ejerciendo el efecto contrario.
ResponderEliminarPor lo mismo, es necesario incluir cambios sociales, evocados al crecimiento individual y colectivo, donde las políticas sean conceptuadas, donde se observe estrategias planteadas por la academia, las instituciones publicas y la sociedad del común. Donde se enfoquen en el modelo de desarrollo sostenible, ya que las ideas transformadoras se logran de manera colectiva, con personas agrupadas en instituciones productivas –públicas, privadas y cooperativas. Adicionalmente, creo completamente en la necesidad de reestructurar el entorno productivo al interior de las instituciones publicas, logrando incentivar al funcionario publico a través de practicas novedosas y honradas, en vez de obligar el cumplimiento de horarios laborales que en ultima terminan sofocando el rendimiento y la productividad y generando ineficiencia, bajo control de calidad y falta de organización y desempeño laboral.
Por ultimo, es indispensable invertir en el funcionario publico,a través de la educación, para que gestione una carrera administrativa que beneficie a la sociedad colombiana, que sea bien remunerada para así generar estabilidad laboral al interior de las instituciones publicas, con funcionarios y contratistas que no reflejen la cuota política, del político del momento ni la administración actual.
En nuestro país existen diversos problemas estructurales que hace que nuestras políticas públicas sean poco eficientes. Es desconcertante observar que desde el comienzo del proceso para materializar un proyecto que beneficie a nuestra sociedad se comienza con el pie izquierdo. Por un lado, las iniciativas presentadas no son las indicadas para atender las necesidades que verdaderamente tiene la sociedad y aparte de eso, el proceso para llevarlas a cabo está lleno de obstáculos innecesarios y trabas de todo tipo.
ResponderEliminarLa realidad muestra que no existe continuidad en los proyectos, por lo que con el ingreso de una nueva administración prácticamente quedan a un lado los avances que haya podido llegar a tener la anterior. A su vez, como se menciona, la baja productividad de las organizaciones es latente y hace que se obtengan pobres resultados, sin embargo, pienso que este factor no solamente es generador por una burocracia innecesaria, sino que además se ve influenciado por nuestra cultura, diversos estudios han demostrado que los colombianos somos poco productivos en nuestros trabajos en comparación a otros países y eso se debe a que no aprovechamos el tiempo priorizando las actividades.
De igual manera, creería que es pertinente añadir al listado de factores que generan baja productividad de nuestras políticas públicas al virus de la corrupción que nos aqueja. Sus efectos dan como resultado sobrecostos, proyectos sin culminar e iniciativas que no tienen como objetivo beneficiar a la comunidad. Creo que este es el mayor de los problemas porque los daños causados por quien pretende ser un funcionario público para obtener un beneficio personal son de gran magnitud y a largo plazo.
Oscar Novoa