viernes, 22 de mayo de 2020

No necesitamos gobernantes que nos digan “quédate en casa”


No necesitamos gobernantes que nos digan “quédate en casa”, necesitamos gobernantes ágiles, eficaces que se encarguen de preparar  todo el entorno productivo, de interacción social y por supuesto, de servicios de salud; para garantizar nuestra libertad y al mismo tiempo mantener controladas las tasas de mortalidad y morbilidad del COVID-19. 
No necesitamos gobernantes que nos digan mediante medidas de “pico y placa” a qué hora y qué día podemos movilizarnos y de qué manera debemos hacerlo, necesitamos gobernantes capaces de construir y poner en operación oportunamente infraestructura de movilidad, así como sistemas de transporte eficientes y de alta calidad, capaces de disponer todo el entorno jurídico y económico para facilitar, además,  el acceso a tecnologías más limpias de transporte que garanticen nuestra salud y bienestar.
No necesitamos gobernantes que nos digan a qué velocidad debemos movernos y que nos persigan mediante policías y cámaras para castigarnos cada vez que desobedezcamos su mandato, necesitamos gobernantes capaces de proporcionarnos infraestructura y entornos de movilidad seguros por los que podamos transportarnos con completa libertad y tranquilidad preservando nuestras vidas y las de los demás.
No necesitamos gobernantes que nos digan qué substancias podemos o no consumir, necesitamos gobernantes que proporcionen las condiciones necesarias para construir un entorno de capital social robusto, que aseguren un consumo responsable e informado. 
No necesitamos gobernantes que nos digan si podemos o no llevar a un acompañante en una motocicleta, queremos gobernantes capaces de identificar y desarticular las estructuras ilegales que utilizan éste tipo de vehículos para hacer sus fechorías. 
No queremos gobernantes que nos digan si podemos o no utilizar una aplicación como Uber que nos facilita la vida, queremos gobernantes que generen todos los incentivos para que nuevas iniciativas de estas características, sean eficazmente involucradas en un proceso de transformación real, al interior de industrias que en la actualidad no funcionan bien. 
A lo largo de nuestra historia, hemos dado forma a instituciones basadas en el autoritarismo, cuyo principal fundamento es controlar el comportamiento de una sociedad ignorante que no tiene plena conciencia de sus actuaciones. Desde los gobernantes Muiscas, pasando por los españoles y criollos, hasta los “doctores” de nuestros días, el papel de los gobernantes ha estado focalizado en decirle a los gobernados lo que deben hacer, abstrayéndose de la verdadera responsabilidad centrada en proporcionar de manera ágil y oportuna todos los bienes, servicios públicos y condiciones, para que la sociedad tenga el bienestar necesario y pueda materializar su felicidad. 
Como se puede apreciar en algunos de los ejemplos que encabezan este escrito, tales instituciones aún se encuentran completamente vigentes y convivimos con ellas no obstante lo negativas, anacrónicas y destructivas que pueden ser. Tal vez convenga ampliar un poco más el argumento con la ayuda de algún ejemplo. 
En la actualidad nos enfrentamos a un problema sin precedentes que los diferentes países han afrontado de formas distintas. La mayoría de ellos, incluido Colombia, no estaban preparados para un desafío de estas magnitudes, por lo tanto, el consenso internacional estableció que lo mejor era tomar una decisión extrema como el aislamiento social, con todos sus costos, a fin de hacer tiempo, poder comprender el fenómeno y prepararse para sobrellevarlo de forma eficaz. 
No obstante, dependiendo de la estructura institucional, en cada caso, de las reglas sociales que se han configurado a lo largo de la historia, algunos países de inmediato iniciaron un proceso muy claro de redistribución de recursos públicos, dirigido a proporcionar muy rápidamente los bienes y servicios necesarios para garantizar el bienestar de las personas. Cómo consecuencia de ello, paulatinamente han ido migrando hacia medidas de distanciamiento voluntario que permitan la reactivación económica y que restablezcan la libertad de las personas. 
En el caso de Colombia, muy rápidamente los gobiernos locales tomaron decisiones tan extremas como el aislamiento obligatorio e incluso toques de queda, medida comprensible dadas las debilidades del país en relación con la provisión de bienes y servicios necesarios para enfrentar efectivamente la pandemia. No obstante, luego de aproximadamente dos meses de sobrellevar tales medidas, muchos gobiernos locales siguen tan poco preparados como al principio,  además de muy cómodos decretando toques de queda, así como drásticas medidas de aislamiento obligatorio. Los costos de la actuación de estos gobernantes autoritarios son insospechados, pero pueden ser medidos en términos de muertes causadas por la pandemia, en la medida en que lo único que han logrado es retrasar la evolución de un fenómeno epidemiológico inevitable, la destrucción de empresas, la reducción de la riqueza de los hogares, el aumento de la pobreza etc. 
Es hora de desmontar estás instituciones que nos han hecho tanto daño a lo largo del tiempo y que en una situación desfavorable como la actual, nos están metiendo paulatinamente en una de las peores crisis económicas y sociales de la historia. Cómo ciudadanos, tenemos la obligación de exigir por todos los medios y de manera implacable, la preservación de nuestra libertad como uno de nuestros derechos más preciados, al tiempo que exigimos un cambio de paradigma público y desmontamos por completo los gobiernos autoritarios para convertirlos en proveedores pertinentes de bienes y servicios públicos.  

12 comentarios:

  1. Muy bien estructurado el escrito. Ahora debemos trabajar en el desmonte.

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  2. Como bien lo dice, el confinamiento tenía sentido si nos preparábamos como para hacerle frente a la pandemia, pero volverla medida eterna para frenar el contagio sin atacar las causas estructurales como dotar de mejor infraestructura hospitalaria el sistema de salud, tener mejor información del sistema, hacer menos show diarios como los presidenciales y darle más juego mediático al tema de los técnicos de la salud en las regiones, es inaceptable. Lo más deplorable es la baja comprensión de los mandatarios de los principios que sustentan el diseño de las instituciones de los distintos niveles nacional y territorial, como son: concurrencia, subsidiariedad y complementariedad. Tres palabras que evitan peleas de egos de poder, medidas absurdas como las que anota, y los pocos o muchos recursos lleguen mejor.

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  3. Armando muy buen análisis, es la realidad nacional.

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  4. De hecho agregaría que necesitamos mucho menos de 'gobernantes' y mucho más de 'gobierno': de sí mismo y en nuestras familias, del edificio y del barrio en que vivimos, del 'club' de amigos del fútbol con quienes nos juntamos a jugar en el parque un rato los domingos ... Todo lo anotado se puede resumir conceptualmente en una palabra: descentralización: del dinero, de las finanzas, de los mercados, de la data y de la información, del gobierno, de las transacciones e interacciones, de los seguros, de las apuestas, etc ... Las noticias esta semana ofrecen todo un arcoiris de la respuesta institucional a la tecnología blockchain open, neutral, censorship resistant: se destaparon las cartas ahora sí, y, lo más importante: el autoritarismo avanza por su camino (ya sabíamos que así iba a ser), y las democracias liberales de Occidente se sientan a la mesa a entender, debatir y buscar opciones de adopción, de cambio y de adaptación ... Vamos bien (I mean, la humanidad): la crisis puso en primera línea de vista la urgencia y la oportunidad

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  5. Interesante reflexión, tenemos que aprender a vivir con esto y por consiguiente adaptarnos o replantear muchas de nuestras dinámicas.
    Por esto en el diseño de las soluciones es importante tener horizontes de mediano y de largo plazo.

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  6. Nos enseñaron a seguir reglas y no a entender la responsabilidad sobre nuestras acciones. Por esto, muchas personas hacen o dejan de hacer por el miedo al castigo más no porque realmente entiendan su deber en la sociedad.

    En este sentido considero que mientras asignemos toda la responsabilidad únicamente al Gobierno, no será posible que funcione de forma eficiente. Pues la construcción de un Estado exitoso es un trabajo conjunto entre Gobierno y ciudadanos.

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  7. Estefania Arias Aponte27 de mayo de 2020, 18:44

    Interesante reflexión, no obstante, considero que los gobernantes tomaron las medidas más ágiles pensado inicialmente que la infraestructura y la red hospitalaria en Colombia no cuenta con la capacidad para atender tantas víctimas que se pueden ver afectadas por esta pandemia, y por ello se basaron en la experiencia de otros países.

    Ahora bien,a pesar que dichas decisiones evidentemente han comenzado a afectar las empresas, los hogares y aumentado drásticamente la pobreza en Colombia, considero que inicialmente ya contábamos con altos indices de desempleo en el país y que la "clase media" de la cual se hablaba tanto pues efectivamente era una "cortina de humo" la cual ocultaba la pobreza, la falta de calidad de vida y la falta de oportunidades para generar ingresos, esto solo ratifica que nuestra sociedad colombiana "vive del rebusque" y es una realidad.

    Es por ello que creo que esta emergencia sanitaria lo único que ha permito es desdibujar esa "cortina de humo" y que aún como ciudadanos necesitamos soluciones reales y no falsas expectativas.

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  8. Interesante análisis de las políticas públicas actuales sobre el tema coyuntural de este momento, esto es un manifiesto directo que muestra plenamente que las acciones que generan nuestros gobernantes no son más que paños de agua fría frente a las desbordantes cifras de que se dan por resultado de la pandemia y que afectan de forma directa la economía nacional y mundial. Creo que el gobierno nacional debe tomar acción directa sobre políticas incluyentes que centren su mirada en la nueva economía y que permitan acceder a nuevas tecnologías que generen cambio inmediato sobre la base generadora de la industria, es decir sobre la forma en la que hoy en día se mueve la economía mundial, de este modo es preciso tener en cuenta el fortaleciendo de la economía colectiva y colaborativa para robustecer las capacidades activas de las personas sin exponerse y aplicandolas desde casa previniendo alimentando la productividad
    de tecnologías nuevas y quebinfieran en el crecimiento social. Debe generarse planes de soluciones inmediatos para activar la eco omisa de las familias.

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  9. Y quien le pone el cascabel al gato, si estamos gobernados por politiqueros de oficio, que distan de pensar en soluciones y más bien optan por tener controlados a la población, que entre otras cosas, servirá para mostrar cualquier cifra - hablando del- comparada con la peor de todas, la de EE. UU. y decir sin desparpajo ni rubor, que el gobierno salvo a la "patria" que el # de muertes no fuera mayor, debido al control que tuvo sobre su población.

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  10. Armando, estoy de acuerdo contigo. Considero que cada uno es responsable de sus propios actos y no es responsabilidad del gobierno poner toques de queda o cuarentenas estrictas, ya que cada uno (siendo mayor de edad) es responsable de sus acciones y de las consecuencias que estas generen. En mi opinión, lo que hay que hacer con este virus es aprender a vivir con él y prepararse con ciertas medidas de higiene y bioseguridad, pero encerrar a la población no es la manera de solucionarlo. Tal vez al principio cuando no estábamos listos y no conocíamos bien el virus si era necesario bajarle la velocidad a los contagios, sin embargo, ahorita después de que ya pasó un año no estoy de acuerdo con que el gobierno nos diga que nos quedemos en casa. Me gustó mucho tu escrito.

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  11. Estimado Armando, cómo escribió John Stuart Mill: “Sobre sí mismo, su propio cuerpo y mente, el individuo es soberano”. Leyendo este post tiempo después de que se haya publicado, puedo decir con confianza que no estabas para nada equivocado en tus afirmaciones sobre las limitaciones impuestas sobre nosotros.



    La adversidad es una oportunidad que nos da el azar para demostrar quienes somos realmente. Lastimosamente, en la pandemia nuestros gobernantes nos demostraron que en este momento no existe una persona dentro de ningún polo del espectro político que priorice nuestra libertad como derecho supremo.

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  12. Apolline Louyot-Cesa26 de julio de 2022, 10:25

    Este ensayo me parece muy interesante porque, efectivamente, la línea que separa la libertad del derecho es muy difícil de trazar.
    La libertad termina donde empieza la de los demás y por eso necesitamos leyes y normas para convivir y ser libres y felices. Los gobernantes no deben imponer normas que limiten la libertad sin razones realmente muy evidentes. Este es un buen tema para reflexionar y debatir.

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